Albania 01
Vista de Skhodra desde la habitación del hotel. Norte de Albania. Junio de 2010.
Albania
Tímpanos de páramo
tiempo de una Europa
en su desplome
como si el árbol del frío,
inmenso e insensible,
anunciara pronto un final—
neblina justo antes de la desaparición
Con ojos-ausencia que siguen alerta:
la de retaguardia escapando
la de raíz volviendo hacia su útero
manos apretadas
y labios polvorientos
animalhuida
del que no somos más que dos fragmentos
Bestias escapan en jauría
desahuciados que sudan subvenciones como quién
intoxica la sangre
con el veneno de sus hijos:
hay mantis devorando amantes
y cuervos ensalivando cadáveres
y oficinistas delante de su informe-dios
Tu corazón sobreescribe palimpsestos
te retuerces como pájaro
en medio de este lejanísimo burdel que llamamos perfección o realidad
Detrás espesura
por eso dices: arena, no he llegado hasta aquí para sucumbir
conoces de sobra la perforada materia
te agarras (como se abraza a un muerto)
y te llevas junto al salitre
Te recuerdo así
entre la belleza del desaliento
y el conflicto de la identidad
talonada por dientes y señales
qué reciente me pareces
sigues delante, tomando mis brazos, urgiéndome a correr
porque ya vienen,
lo sabes,
puedo escucharlos desde aquí
muy cerca
a unos pasos de distancia
sobre Tirana, Dürres, bancales
encenizados de Skhodra
¿es que no los oyes?
vienen por nosotros
Y sin comprender— origen del mundo,
te seguí porque el amor sucede contra la razón
sí
contra todas las razones del duelo
y no lo comprendía porque eras demasiado triste
y el viento esquivaba las cornisas
Continúas
ahí
retrato robot:
ojos, cráteres digitales
manos, perros fundiéndose en su laberinto
cuerpo, resbaladero por donde se precipita lo insomne—
kula a la que se regresa por error
No creas que lo digo en sentido figurado, es real
criatura de luz entre otras criaturas de luz—
Traduces
el acto fallido
de vivir
Un pulso en vilo capaz de proyectarse
pero
alejada de cuanto fue aquello
tus dedos no pulsan la tecla salvadora
parecen un puñado de aviones
colgados contra el horizonte
y sigues gritándome: no he llegado hasta aquí para sucumbir
y ahora comprendo que sucumbir, para ti, suponía dejar atrás el invierno y el desamor
caiga
para encontrarnos
es pérdida
naufragan
flota en tu resistencia
quiénes o qué delante
marinas
hacia el ciego
y dentro
los más ciegos
y los más luz
criaturas
de carne
que traman
su quebradura—
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