MANUEL DELGADO Y MARTIN BUBER


El movimiento 15M ha irrumpido en las conciencias de muchos. Y en las plazas. Y en las calles. Y en el tiempo histórico que nos ha tocado vivir. Con independencia de las valoraciones que cada quién haga sobre este fenómeno, nadie podrá negarle el estatuto de “nuevo actor social” con capacidad para intentar vertebrar diferentes tendencias y visiones críticas. A mi juicio (y habrá voces que lo cuestionen) este movimiento se inscribe, esencialmente, dentro del espectro de la Izquierda y en cierta medida, más allá de su rechazo a los aparatos ideológicos de un Estado claudicante frente al poder financiero, a quién interpela más es (creo) a la llamada “izquierda institucional”, aferrada tras una cultura política plagada de desconexiones y dogmatismos. En este sentido, mi particular mirada sobre el 15M (en el que trato de participar activamente) pasa por identificar aquellos aspectos que lo convierten en “espacio de resistencia”, en promotor de una nueva agenda política para todos aquellos que sienten un profundo rechazo hacia el status quo vigente. En este sentido, el 15M ha puesto encima de la mesa muchos elementos interesantes de los cuales me gustaría destacar dos: el papel del espacio público como territorio de visibilización y disputa de distintos proyectos políticos (co)existentes en nuestro país, y una revisión/impugnación de las prácticas discursivas y organizacionales de la izquierda tradicional de filiación marxista-leninista. Sobre estos dos aspectos me gustaría proponer sendos libros recientemente leídos por mí que, creo, pueden interesar a todos aquellos preocupados por (re)pensar esta clase de fenómenos.

Sobre el debate vinculado al papel del espacio público, me gustaría recomendar el último libro publicado por el antropólogo Manuel Delgado titulado “El espacio público como ideología” (Madrid, Los Libros de la Catarata, 2011). En este texto se nos ofrecen variados argumentos problematizadores sobre esta cuestión. Pero el más interesante a mi juicio (y que conecta directamente con lo que estábamos hablando sobre el 15M) es el desenmascaramiento de lo que este investigador denomina el proyecto ciudadanista (socialdemócrata) de paz social y de reforma ética del capitalismo, que impone un modo de entender el espacio público (la calle, la plaza, el parque, etc.) como “vacío de conflicto”, desanclado de los procesos de pauperización y dualización económica. Desde esta óptica «[…] el ciudadanismo es también el dogma de referencia de un conjunto de movimientos de reforma ética del capitalismo, que aspiran a aliviar sus consecuencias mediante una agudización de los valores democráticos abstractos y un aumento en las competencias estatales que la hagan posible, entendiendo de algún modo que la exclusión social y el abuso no son factores estructurales, sino meros accidentes o contingencias de un sistema de dominación al que se cree posible mejorar éticamente.» (Pág. 22). De ahí que: «[…] el concepto de espacio público no se limita a expresar hoy una mera voluntad descriptiva, sino que vehicula una fuerte connotación política. Como concepto político, espacio público se supone que quiere decir esfera de coexistencia pacífica y armoniosa de lo heterogéneo de la sociedad, evidencia de que lo que nos permite hacer sociedad es que nos ponemos de acuerdo en un conjunto de postulados programáticos en el seno de los cuales las diferencias se ven superadas, sin quedar olvidadas ni negadas del todo, sino definidas aparte, en ese otro escenario al que llamamos privado, como ámbito de y para el libre acuerdo entre seres autónomos y emancipados que viven, en tanto se encuadran en él, una experiencia masiva de desafiliación.» (Pág. 20) Esta (re)lectura en clave ideológica me parece fundamental porque si el 15M nos ha enseñado algo, ha sido volver a comprender la morfología urbana como proyección física constituyente del conflicto social. Buen ejemplo de ello lo tenemos en el empeño por parte de las instituciones y medios de comunicación de masas por imponer una modalidad de protesta “buonista”, pacífica, de baja intensidad, que “invisibilice” la rabia y el sufrimiento social en aras del consenso y el respeto a unos valores ciudadanos abstractos y pretendidamente universales. Les aconsejo vivamente la lectura de este libro porque encontrarán un descarnado y lúcido cuestionamiento de semejante operación ideológica.



El segundo de los aspectos señalados guarda relación con el carácter asambleario del movimiento 15M y su rechazo de la praxis doctrinal política de los partidos institucionales. Dejando a un lado la Derecha, para quién la lógica de las “oligarquías de hierro de los partidos” (como Robert Mitchell ya señalaba) constituye su humus natural, este movimiento ha venido a cuestionar, de raíz, la pesada herencia del centralismo democrático, el protagonismo de las élites y/o vanguardias revolucionarias como auténticas mediadoras entre el sujeto y el proceso político, así como la representatividad entendida como única forma de canalización de la acción política. Tanto el PSOE como IU, así como los sindicatos mayoritarios, beben de unas tradiciones fuertemente ancladas a las concepciones durkheinianas y weberianas (para el caso de la socialdemocracia) y/o marxistas-leninistas (para el caso de los partidos comunistas), donde la “organicidad” se entiende en clave de centralidad y liderazgo, frente a la tradición utopista y anarquista que postula la vertebración social a partir de un autonomismo federalista vigoroso. Con independencia de la elección organizativa que cada quién elija, me gustaría proponer la lectura del libro “Caminos de utopía” del filósofo Martín Buber (Fondo de Cultura Económica, 2006) porque contextualiza de forma brillante estas diferencias e intenta establecer puentes de comunicación. En este texto se hace un repaso por el socialismo utópico, el anarquismo, las experiencias cooperativas del siglo XIX, y sobre todo se intenta dibujar dónde, cómo y por qué, el marxismo-leninismo estigmatizó y separó del proceso de la revolución las tesis defendidas por Proudhome, Kropotkin, Landauer, Robert Owen, etc. Se trata de un libro especialmente turbador porque fue escrito en 1950, en pleno dominio del stalinismo en la antigua URSS, y se gestó en un intento de (re)pensar las prácticas de la izquierda tras la observación que ese “centralismo democrático” había llevado al socialismo al callejón sin salida de la burocratización y el Gulag. Resulta inquietante su lectura hoy, y de una actualidad rabiosa, pues nos ayuda a comprender los distintos modos de entender la izquierda y cómo su (re)formulación pasa por someter a un escrutinio autocrítico las prácticas que la llevaron a la hipertrofia y el estancamiento conceptual. Me gustaría a continuación transcribir unos párrafos de este libro donde podremos encontrar ecos de muchas de las sensaciones vividas este último mes en las asambleas populares del 15M. Aquí van:

«Frente a esa amalgama de conocimientos verdaderos y conclusiones erróneas, me pronuncio por el renacimiento de la comuna. Renacimiento, no recuperación. De hecho no cabe recuperarla, aunque se me antoja que todo asomo de fraternidad en los edificios de apartamentos, toda ola de camaradería cálida en las pausas de la fábrica, significan un crecimiento del contenido de comunidad del mundo. […] Pero considero que la suerte del género humano depende de la posibilidad de que la comuna renazca de las aguas y del espíritu de la inminente transformación de la sociedad. Un ente comunitario orgánico —y sólo ésos pueden formar una humanidad configurada y articulada— no se integrará nunca a base de individuos, sino de comunidades pequeñas e ínfimas: una nación es comunidad en la medida en que tiene contenido comunitario. […] Qué cantidad de autonomía económica y política —puesto que necesariamente serán a la vez unidades políticas y económicas— habrá que concederles, es una cuestión técnica que habrá que plantear y resolver siempre de nuevo, pero partiendo del conocimiento (que está por encima de la técnica) de que la potencia interna de una comunidad depende al propio tiempo de su potencia externa. […] Centralización, sí, pero nunca más de lo que sea preciso según las condiciones de lugar y tiempo. […] En la estructura de sociedad que yo imagino, deberá haber también un sistema de representación; pero no se traducirá, como los actuales, en pseudo representantes de masas amorfas de electores, sino en los representantes acreditados en el trabajo de las comunidades explotadas. Los representantes estarán unidos con sus representantes, no como hoy en vacua abstracción, mediante la fraseología de un programa de partido, sino concretamente, mediante la actuación común y la experiencia común.»

(POE)DIVERSIDAD: EDUARDO REZZANO, YAIZA MARTÍNEZ, CRISTINA MORANO, EVA CHINCHILLA, MARTA AZPARREN Y JOSÉ LUIS GÓMEZ TORÉ


Este mes de junio está siendo enormemente revelador. No paran de llegarme libros espléndidos de autores que, allá y acá, insisten en ensanchar la geografía de la poesía en español. Me gustaría comenzar con el argentino Eduardo Rezzano y su "no fábulas" (editado en 2010 en Ediciones Vox). Un libro de poemas con ilustraciones de Peca. A Rezzano le tuvimos varios años entre nosotros, en Barcelona, y ahora desde su ciudad natal, La Plata, nos sigue aproximando a sus particulares bestiarios. Aquí os dejo con un poema del libro y una ilustración de las que componen este diálogo a dos voces.

Mitología

El esturión visita sus
huevos dos veces al año

La primera en la factoría
iraní
la segunda en un banquete
al que se lo invita

El padre de la novia
le habla al oído y lo convence
de probar el caviar

a fin de iniciarlo
en un ritual pagano
que liberaría de Edipo
a la descendencia




Continuamos con la poeta murciana Cristina Morano. En esta ocasión, también de 2010, nos trae su "El ritual de lo habitual" (Amargord, colección Candela) donde a través de mujeres reales e imaginarias, como bien se nos indica en la contracubierta, se intenta promover una reflexión sobre el poder y la obediencia y el cuerpo como lugar donde se configura esa dialéctica. Transcribo a continuación un poema:

Geometrías, cisne

-...Pero también al agacharte
o al trepar por el marco de la puerta
describías espacios, los nombrabas:
rincones, sillas, chimeneas,
cosas colgando dentro de una casa,
que te servía de ensayo para mundos mayores.
Ah, pero al salir fuera, no era igual:
se te ve tímida en las fotos
de otros, apoyándote en tu amiga,
o muy sola en aquella exposición
en Providence. Pareces un cachorro
agazapado y sin embargo
no eres un animal,
eres un vector escalable,
esas coordenadas geométricas
que Ballard intentaba en sus piscinas
para normalizar el mundo.
Sí, en esa diagonal que la luz forma
con tu pared está la cifra.
En el ángulo donde los techos
cortan la intersección de ambas paredes
está la fuga para el cisne.


Una de las lecturas que más me han sorprendido de los últimos meses ha sido este poemario de la poeta canaria afincada primero en Madrid y luego en Córdoba, Yaiza Martínez. Su "Siete-Los perros del cielo" (León, Ediciones Leteo, 2010) constituye, a mi juicio, uno de los ejemplos más acendrados de las nuevas búsquedas, los nuevos rumbos, que ciertas voces están tratando de rastrear en la poesía española. Se trata de un libro complejo, lleno de aristas, pero incansable en su desborde. Les dejaré con el poema que cierra el libro para que puedan acercarse hasta los límites de su trabajo creativo:

La verdad del alma es metafórica

En un instante, los siete colores vuelven al haz.
Abres los ojos, abandonas los sueños y a los perros del cielo.

Miras tu vida pequeña, escuchas tu respiración: desciendes al mundo

Reúnes en un solo rayo los siete colores, dejas al perro blanco suspirando, paciente, en la cabecera de tu lecho.

Conoces ahora la trampa de la luz o la verdad del alma es metafórica

Lo pronuncias lentamente: tiene la forma de un número. Sólo bajo este lenguaje, que es repetición en tu lengua, la trama vuelve a empezar

Te miras al espejo: una mujer pequeña está reparando tu loza. Mencionas su alma en el libro. Ella se acuna en tu voz.

Digamos que por el hijo hemos repetido todos nuestros versos. Nos entregamos, de nuevo, a los secretos caracteres del mundo.

Ahora: la historia sigue su veredita. Sustancia y gracia sobre el sendero de los caballos.

*

Ahora: la ciudad dentro de un círculo y el círculo en el hijo. Mira hacia atrás, para cerrar la letra.
O, más blanca, dispone el inicio: sabia en el arte del lanzamiento,
encogida siempre de hombros

mira al cielo, bajo sus pies


Después de varios años sin publicar, la poeta madrileña Eva Chinchilla regresa "a los escenarios" con su "años abisinos, seguido de canciones yemeníes" (Amargord, Colección Transatlántica-Portbou, 2011). Bajo la atenta memoria de Rimbaud, este texto nos sumerge en la reflexión metapoética desde la perplejidad y la multiplicación de voces y capas textuales. Estamos ante un libro extraño, tozudamente-cruce, que como colofón incorpora algunas traducciones inéditas en castellano de la filóloga árabe Laura Sisniega en torno a una serie de canciones yemeníes (poesía humayni y canto sanaani). Les dejo un poema para que lo disfruten tanto como yo:

Rimbaud el aire

el sueño recurrente de ella no es anagrama sino
paronomasia

de Baudelaire Rimbaud
a

Rimbaud el aire

Un escaso nosotros

un polifacético, poliédrico, polinómico relato de nosotros mismos


un cada uno
qué pérdida común del tiempo


un sin y un con, un todavía, cuando, ya verás

un no conoceré ni querré conocer más sobre el dictador

y un escribir al dictado, por lo tanto

aunque de estos dos últimos versos nunca está segura




Se trata

(¿un iglú, una casa con la herida, una ciudad soportable, un puto iglú?)


de dejar a la canción sin su canción


Y acabamos como empezamos. Con una conversación a dos voces entre una artista plástica y un poeta. Se trata de los españoles Marta Azparren y José Luis Gómez Toré. En esta ocasión (dentro también de la magnífica colección dirigida por Juan Soros "Transatlántica-Porbou, 2011) nos proponen el diálogo de un diálogo. Su título: "Claroscuro del bosque". La (re)recreación poético-visual del encuentro que mantuvieron Paul Celan y Martin Heidegger en la cabaña del segundo en Todtnauberg (Selva Negra, 1967). Este libro sobrecoge. Sólo imaginar ese (des)encuentro entre dos de la voces más poderosas del siglo, unidas, a la vez, por la cultura y la barbarie nazi. Por una doble mirada entre víctimas y victimarios. Poesía y dimensión histórica. Dibujos y reflexión existencial. Dado que no se trata de un libro ilustrado sino de una obra colectiva donde el texto se imbrica en los dibujos, les voy a dejar en esta ocasión con una de las páginas del poemario. Espero que después de este recorrido plural nadie albergue la insípida esperanza de normalizar la escritura poética en nuestro país.

RESEÑA DE "RITUAL" POR PARTE DE JUAN SOROS EN EL NÚMERO 15 DE LA REVISTA NAYAGUA


Acaba de publicarse en el número quince de la revista "Nayagua" (ISSN: 1889-206X), perteneciente al Centro de Poesía "José Hierro" de Getafe (http://www.cpoesiajosehierro.org/) una reseña de mi libro "Ritual" por parte del poeta chileno Juan Soros. Quiero desde aquí agradecerle su texto y transcribo a continuación el contenido del mismo.

Ernesto García López
Ritual
Prólogo de Mercedes Roffé
Amargord, Madrid, 2011
93 Págs.

Cuando ya no queda nada, nos queda la voz. Cuando vemos el mundo fracturado, disociado, disgregado. Nos queda el canto. De las múltiples funciones del canto, clásicas y modernas, la de dar cuerpo (voz) al ritual, es la más antigua y la más persistente. Sin embargo, en esta época de recelo y degradación de la experiencia del otro (del que hablan Levinas o Buber, por ejemplo), el ritual parece ausente de la vida cotidiana o, al menos, de manera convencional. La antropóloga Martine Segalen, quien ha actualizado los clásicos estudios de Van Gennep sobre Ritos de paso, constata la aparición de nuevos esquemas rituales de interacción social contemporáneos, en especial en comunidades marginales o marginadas que sólo hace muy poco han alcanzado un estatuto social tal que les permite estas manifestaciones. En ausencia de grandes relatos que justifiquen e impongan el ritual conservador, ambivalente como cultura y barbarie (según ve toda cultura Walter Benjamin), surgen nuevos ritos en los márgenes del lenguaje y la experiencia, conscientes y por tanto críticos de esta situación. No se trata de un regreso conservador, un ritual nuevo (en sentido moderno), ni de una parodia o pastiche ritual (en sentido posmoderno). Es un paso más allá, paso oblicuo o lateral, fuera de la lógica dialéctica hacia la constelación de sentidos y espacios donde habitar. Como nos propone Ernesto García López (Madrid, 1973) lo que está en juego en el rito es “No olvidar”.

Sin una jerarquía, sin un imperativo, el autor ofrece su palabra, su canto ritual, al lector. La palabra cincelada, precisa, cortante, que nos es cedida. No leemos un relato de poeta, nos apropiamos de un ritual de palabras que se nos ofrece como un hecho de lenguaje. Así podemos decir: “Por las calles, sin merecerlo, sigo”. Si el rito convencional se asocia al templo o la cima de la montaña donde se ofrece el sacrificio, García López lo descentra doblemente. Lo trae al espacio urbano pero sin carnavalizarlo ya que lo lleva al margen de la ciudad. Sin pretender ningún aspecto religioso, su Ritual sí re-liga al llevarnos al campo de lo social. Sin sermón ni iglesia, sin los códigos de la poesía política, con desengaño y solidaridad. Sobre todo, con esperanza, esa palabra desacreditada entre el trasnochado cinismo de un supuesto posmodernismo retrasado treinta años pero “a la moda”.

“Declarando al vacío cuánta estirpe fue necesaria para / reinventar un hombre // Habrá liturgias y responsos // No olvidar” ¿Principio esperanza? ¿Bloch? ¿Utopía? No. Los proyectos de utopía han demostrado su incapacidad para evitar la tentación de poder y los abusos del totalitarismo. Sin embargo, el pensamiento utópico no pierde por esto un ápice de su importancia, de su urgencia, en un mundo cada día más disociado de lo humano. No es extraño que tanto los espacios como el habla y las letras de Latinoamérica impregnen Ritual. A pesar de la renuncia de buena parte del pensamiento occidental ante el fracaso de la utopías devenidas distopías a finales del XX, críticos como Fernando Aínsa han defendido la vigencia de la utopía, del pensamiento utópico, en una región donde las diferencias sociales, la injusticia y lo “por hacer”, son más evidentes que en otras y no permiten acomodarse en el descreimiento fácil sino que impone el compromiso. Sin totalizar, sin hacer programa, el Ritual de García López nos invita a seguir. No es baladí que haya elegido, como cierre del poema y del libro, la última frase de un texto clave de un autor clave. Quizás en Samuel Beckett (y en Celan) se sintetice el final del impulso moderno, su agotamiento y el comienzo de otro momento, post Auschwitz (pensando en Adorno), para la creación, para ese canto que, contra toda esperanza, no se calla. En El innombrable Beckett se rebela ante su propia imposibilidad y ante los límites del lenguaje: “tienes que seguir, no puedo seguir, voy a seguir.” Lo que está en juego es no olvidar. El trabajo del duelo, la memoria de los que no tienen nombre que nos legó Benjamin como tarea de futuro, a pesar de todo.

Ritual es el cuarto libro de García López, si no tomamos en cuenta dos plaquettes que también ha publicado. En este camino ha elegido el riesgo de la búsqueda a diferencia de otros arraigados en una voz, a veces, ineludible. Recuerda la riqueza formal, la búsqueda y la investigación crítica que sólo un José-Miguel Ullán o un Aníbal Núñez han mostrado en la tradición española. También en su disposición interna el libro propone diversas búsquedas en sus cinco secciones o poemas fragmentados. Desde la prosa al poema breve, cercano a la lógica epigramática, y poemas espacializados en la página. En lo formal hay una plena conciencia de la integración de los procedimientos de vanguardia que, como recuerda Miguel Casado, debería ser parte de una tradición que no se asume. Sin embargo, dentro de las lógicas de producción de cada campo textual García López conserva una prosodia característica. Seca, penetrante, dura, pero al mismo tiempo abierta y que en su solidez y sobriedad nos resulta cercana, fiable, asequible. No nos seduce con belleza amarga sino con una dulzura de sol y nieve que recuerda a las grandes poetas rusas y, con ellas, la palabra precisa, luminosa, cargada de futuro, de Olvido García Valdés. Una poesía que se sitúa después del descreimiento. Donde el hombre y su dolor siguen siendo el centro del canto sin que esto signifique regreso ni derrota. “No hemos sido felices, es posible que esa sea la única frase que podamos sacar en limpio de la historia y la única razón del por qué se escribe, del por qué de la literatura.” nos dice Raúl Zurita en su ensayo Los poemas muertos. Como ha dicho Esther Ramón, “de lo vivo a lo muerto, el poemario rinde cuentas antes de pedirlas.” En sus momentos de fulgor los poemas de García López tienen esa rotundidad y certeza. Palabras duras, ritmadas pero duras, sin concesiones a las formas codificadas por la tradición. Y sin embargo, si hay ensimismamiento, es el del yo dislocado, descentrado, de los márgenes de la ciudad. Experiencia de los límites, abisal, la palabra poética, como la quería Valente, y esta palabra puesta en zona de riesgo, en el margen, impregnada de experiencia, de ciudad, de ciudades. No es la ciudad moderna, la de las chimeneas, contrapuesta al locus amoenus. Es el espacio periurbano, el extrarradio como no-lugar, en términos de Marc Augé. El concepto es construido por el antropólogo en antítesis a los “lugares de la memoria” del historiador Pierre Nora. Estos lugares, institucionales, centrales y monumentales, han perdido su función y han sido reemplazados por lugares de paso, sin identidad ni memoria. Pero esto es mentira. El extrarradio tiene identidad. En el Londres que habita García López y que incide en buena parte del libro se llama Brixton y no tiene relación con el imaginario urbano que tiene el turista ocasional de la City. Por lo mismo es crucial que sea ahí donde se despliegue el trabajo de la memoria: “No olvidar”. El Ritual de Ernesto García López es un acto de lenguaje con todas sus consecuencias. Un texto performativo, que nos mueve, conmueve y perturba. No somos los mismos después del rito de paso de su lectura, después de su ritual.

JUAN SOROS

31 POEMAS, DE MARÍA SALGADO


Hace unos días llegó a mí "31 poemas" de la escritora madrileña María Salgado. Obra experimental, valiente, buena conocedora de nuestros linajes menos "representados" en los cánones oficiales. Pertinaz "rescatadora" de otros modos de canto. Activista social libertaria en su pensamiento y en su poemática. Para quienes no lo conozcan, se trata de un libro publicado por la Diputación Provincial de Málaga en su excelente colección "Puerta del Mar" (2010). Me gustaría transcribir tres poemas. Disfrútenlos:

textiles / tres / Anúnciase

zurcido invisible para vestido
limítrofe,
media de cristal,
mallot de agua que hace piel
en la piel y la despliega
hasta el borde.
Se arreglan telas sin gota,
se desvisten prendas de ocasión, no dude,
no,

ninguno de nosotros estamos hechos sin ropa.


textiles / cuatro / cuerda de tender

En el tendal se cuelga gente y su cansancio
para pesar costuras, puntillas, envergaduras,
para buscar adentro de la hechura
el sentido de
la historia.

Verás en el teatro de la ropa
unas veces la farsa y otras, la tragedia. Nuestros
cuerpos al revés, contra las cuerdas,
son más sabios
son más limpios,
son más cuerpos.

Entre las bocamangas hay un dicho, se dice, no, ninguno
de nosotros estamos hechos sin.

6
artes de la despedida


y se despiden mediante el viejo truco de alejarse
todo a lo largo,
todo su amor al horizonte o a, digamos,
mitre con san san martín

ningún pañuelo ondea, no aplaude un taco,
más bien hay mera
merísima dolencia, digamos,
distancia
del punto y su ojo, el ojo y la mirada, la ciudad y lo lejos,
el colectivo, el parque, la baldosa,
la niña con valijas, el empedrado roto,
la luz con sus señuelos, las ganas con la boca
y Buenos Aires obvia (por ya extrañada)

desazón de un idioma según se aleja

POE-DIVERSIDAD: MARTÍN RODRÍGUEZ-GAONA, PILAR FRAILE AMADOR, MIGUEL PÉREZ ALVARADO E IKER MARTÍNEZ


La poesía en España atraviesa un momento, a mi juicio, vigoroso. La diversidad, la heterogeneidad, el desborde de patrones y cierres normativos no parece haberse acabado, a pesar de ciertas intentonas atemporales y espurias. La muestra de poéticas que quiero traer hoy reflejan con generosidad esta "poe-diversidad" de la que hablaba. Se trata de cuatro escritores muy distintos, con anhelos y búsquedas bien diferentes, pero en todos ellos anida el impulso por ensanchar las posibilidades del canto, la reflexión poemática, la interconexión con los viajes interiores y exteriores.

Y quiero comenzar con este "Codex de los poderes y los encantos" (Olifante, 2011) del peruano-español Martín Rodríguez-Gaona, libro escrito en Soria en el marco de la III Beca Internacional Antonio Machado y del que su prologuista, Manuel Rico, ha señalado que "tiene mucho de mosaico, de palimpsesto en el que conviven tiempos distintos, ciudades situadas en las antípodas, ambientes urbanos del presente y espacios rurales del pasado, realidades políticas y realidades íntimas". Les dejo un fragmento del poema III. EL VIAJE DE LOS MITIMAES (disculpen porque el formato del blog no me permite traducir, de forma literal, la disposición física de los versos), que va precedido de la siguiente cita: Cuando la católica fe, desterrada de Inglaterra y del septentrión, se va de un polo a otro a residir con las antípodas.

Dispuesto el objetivo a capturar un gesto alegre,
la música se pierde en lo profundo del mar.
Hace calor y no es necesariamente el respeto
a la vida animal lo que ha guiado mi patrón alimenticio.
¿Cómo se supone que he de hablar de aquello
que no se descubrió?

Seres y objetos están en movimiento, mezclándose y cambiando,
apareciendo y desapareciendo, plegándose,
despegando. Las frases se funden, viajan
y se pierden unas de otras.
El amor es un intercambio de lenguas.
¿Quién busca quedarse inmóvil
si puede alcanzar los límites, tocar el horizonte,
su barco ebrio, explorar las líneas de la costa?

1987, verano, hemisfero norte:
Estás en el jardín de tu
familia-inglesa-de-clase-obrera,
es un día soleado y te sientes deportiva.

La cabellera al viento
y los ojos clavados en el vacío.
El atuendo escogido es una combinación
de celeste y rosado,
pero las extremidades son fuertes,
hechas para saltar vallas
y dejar huellas.

Una nube te transporta
a un punto sin retorno:
Piensas en el futuro.

LAS FIESTAS EN BATH
LAS NOCHES EN PARÍS
LA LLUVIA EN AMSTERDAM

Allí donde al fin no importe tu belleza,
la feroz necesidad de amar.

Qué poco tengo para contar, Pies
viajeros,
o que alguien quiera oír
hoy en día-


Ese aroma
imposible de nombrar:
espero pronto te abandone
y amanezcas varada como un trapo sucio.

[...]


Continuamos con la poeta madrileña Pilar Fraile. Estamos ante una de las voces más desasosegantes del panorama. Una voz herida que profundiza (como señala el propio título) en los abismos subterráneos, desoyendo cualquier advertencia de contención, problematizando los símbolos colectivos a modo de placebo. Antonio Méndez Rubio, prologuista del libro, ya nos pone sobre aviso: "Pilar Fraile nos ayuda a saberlo: que vivimos de signos desconocidos, con ellos, que dormimos en ellos porque nos dan la confianza que el conocimiento no ha podido, o no ha sabido darnos en todo este tiempo. El tiempo de los vivos, pero no solamente el tiempo." A continuación transcribiré dos poemas de su "La Pecera Subterránea" (Amargord, 2011).

6

Debajo de las uñas, entre el vello más oculto tengo
memorias microscópicas. Como si fuera de goma estiro mis
muslos, hablo con sonidos desconocidos, me esfuerzo,
imito una sonrisa. Para ocultar mis minúsculas
memorias trinchera
memorias paritorios a la intemperie
memorias marcas de la soga en la cerviz
memorias madre amasando pan
madre tosiendo bajo las sábanas oscuras
madre no rezando.

28

Una carretera helada donde los mosquitos petrificados
duermen entre burbujas resplandecientes

somos los pétalos grises

un grito continuo como el grito de los animales que nacen
el enjambre que no ha dejado nunca de buscar cobijo
las roderas de un carro en el lodo congelado de febrero y
un perro que ladra bajo las ruedas.


Y acabamos con dos escritores (uno canario y otro vasco), Miguel Pérez Alvarado (de quién recientemente ya hemos hablado en este blog) e Iker Martínez. En esta ocasión nos ofrecen un diálogo a dos voces: "Abordajes" (del primero) seguido de "Ritmo" (del segundo), ambos en la excelente editorial canaria Idea (2011). Nos encontramos ante un coloquio poemático, conceptual, de gran intensidad y emoción. El propio ejercicio de la escritura y sus tensiones con el contexto humano, con la propia fragilidad del decir y el pensar. Copiaré a continuación apenas un par de fragmentos de cada uno. Espero que los disfruten tanto como yo.

De "Abordajes":

15. La palabra poética despliega la tensión entre la palabra necesaria y la palabra derrotada. Es un estar en fruición con ellas a un tiempo, es decir, hacia afuera del tiempo.

39. Pregunta central en medio del impulso del viaje: ¿nombrar, sentir, visualizar el hogar es mirar hacia atrás o hacia delante?

De "Ritmo":

Tampoco la poesía y filosofía pueden vincularse en esencia al pensamiento o a la razón. ¿Por qué pensamiento? Ni poesía ni filosofía se dignifican asimilándolas al pensamiento acaparador, monopolizador, siempre en busca de una verdad unitaria, inamovible, completa. Él sí disfruta con esta asimilación, rebosa poder, pero abrasa la mirada poética. La despoja de la verdad -fragmento que todo territorio expresa rítmicamente.

(...)

Poesía y filosofía son aliento para la mirada poética: acuden siempre nuevamente para percibir lo originario que ésta encierra. Y en el regreso son capaces de captar con precisión un ritmo, núcleo activo de la vivencia. Vinculadas de esta forma con la necesidad, filosofía y poesía expresan la verdad de la vivencia, la máxima intensidad de la sagrada oración que transcurre entre sus límites.

LAURA GIORDANI Y ARTURO BORRA


Siguen llegando libros. Interpelando el tiempo. Zarandeando la mirada. En esta ocasión dos poetas argentinos afincados en Valencia, España. Laura Giordani y Arturo Borra. Y a medida que leo sus textos y observo mi alrededor, más comprendo la capacidad de la escritura para vertebrar el grito, para expandir las potencialidades de la herida. Decía Mallarmé que sólo dos vías están abiertas a la investigación mental: la economía política y la estética. Un cruce con "mala reputación" en nuestra tradición peninsular. Menos mal que libros como los que hoy convoco han sabido retroalimentar ambos mundos, han sabido estar atentos a las fragilidades interiores sin menoscabo de las insuficiencias exteriores.

Quiero comenzar transcribiendo tres poemas de Laura Giordani. Forman parte de la sección "Donde el mundo tiembla y se desploma" de su excelente Materia oscura (Baile del Sol, 2010).

Esta palabra deberá volverse contra sí misma,
malherirse en la aspereza
de las lenguas, hacerse topo,
niño, cobrar tu estatura,
volverse raquítica,
lesa, abrir aún más sus vocales
para recibir de lleno la indigencia.

Esta palabra deberá aprender a desaparecer,
volverse transparente y
diáfana como vientre
para decir el desplome inaudible de tus bosques,
la alegría maltratada de los patios,
tu primavera que viene
con las rodillas lastimadas.

Decir cómo tiembla la hierba
antes de recibir tu sombra.

Decirte al menos con la misma
constancia del olvido
para que se escuche alto tu caída:
todos los huesos
que se desploman para vertebrar este poema.

*

El mundo todo es una barcaza
que expulsa polizones por los costados
sangrando por las orillas
-siempre por las orillas-
donde desmayan las olas
a puro ajuste de arena y vientre.

*

Dame esa palabra que haga brotar calostro de las piedras
mientras tanto no decir nada
seguir en penumbra
hasta que alguien me llore dentro y tenga que escribir
para darle consuelo.

Laura Giordani (1964, Córdoba, Argentina). Ha escrito los siguientes poemarios: Apurando la copa (2001), Celebración del brote (2003), Cartografía de lo blando (2005), Noche sin clausura (2006), Sudestada (2009) y la plaquette Celebración del brote (2009). Sus poemas han sido incluidos en diversas antologías: Cuadernos Caudales de Poesía (2007), Los centros de la calle (2008). Asimismo, ha colaborado con algunas publicaciones en revistas de Argentina, Brasil, Alemania y España.



De Arturo Borra tres poemas de su Umbrales del naufragio (Baile del Sol, 2010):

EXPERIENZA

Esta experienza nace de los matorrales,
es el filo desafilado de la tristeza
no dicha,
aquella sombra
sin vocablo para pronunciarse, lloviendo
en una casa
que fue otoño, noche rabiosa
extendida por una esperanza que se oculta
cuando más la llamo.

Se asoma en las experiencias
que cayeron
-caída no libre,
caída de lo que no tuvo altura,
como la piedra que no soy,
como este no ser que se hunde
y se hace experienza
cuando más desespera.

Sus obreros alzados en la palestra del amor
reiventan las manos, vociferan para que el dolor viejo calle.

Una promesa respira sobre mis párpados.

*

LUGAR VACÍO

Y la mísitca remota y la tregua fraguada en el rellano y las historias inconquistables/ brillantes como las cosas solas/ no sé si rescatadas del naufragio/ sin más que una población de instantes/ un aluvión de cercanía
y
la apertura de la noche
y este lugar vacío
que te deja llegar.

*

OTRA ESCALA

¿Me dejaré
caer?

¿Qué otra playa
rescatará este naufragio
que llevo a bordo?

Detrás, la estela de lo vivido
tiembla.


Arturo Borra (Argentina, 1972) se licenció en Argentina en la carrera de comunicación social (UNER) y en la actualidad está realizando un doctorado en estudios interdisciplinarios de la comunicación en la Universidad de Valencia. Ha participado en las antologías poéticas Aldaba (2003), Cuadernos Caudales de Poesía (2007) y Los centros de la calle (2008). Es autor de los poemarios La vigilia del deseo (1998), La sombra del mediodía (2001), Esplendores vulnerados (2004), Figuras de la asfixia (2007) y Umbrales del naufragio (Baile del Sol, 2010), así como de la prosa poética Anotaciones en el margen (2005), la plaquette Cielo partido (2009) y el libro de cuentos La reinvención del mundo (2008). Colabora regularmente con publicaciones literarias y comunicacionales en revistas de Argentina, México y España.

SALES, DE ESTHER RAMÓN


TRES MOVIMIENTOS PARA SALES DE ESTHER RAMÓN

Presentar a Esther Ramón y su Sales implica aceptar la difícil tarea de adentrarnos en lo genésico y vicario, lo por suceder. No la destemplanza de lo incierto (que también), sino la consciencia lúcida de hollar un territorio para el que nuestro lenguaje aún sigue buscando palabras. El poeta canario Miguel Pérez Alvarado nos dice que «La poesía consiste siempre en un nuevo decir. Su combate primero es con la palabra usada, y su destino inmediato es otra palabra que la sustituya. No deberíamos aspirar a decir lo que nos complace, sino lo que nos inquieta. No llenar huecos; entrar en ellos. Aunque todo esto no sea más que una opción personal». Y aquí, precisamente aquí, delante de la siempre difícil “opción personal” es donde Esther Ramón se juega su poética, donde Esther Ramón nos propone su herida. Me gustaría sugerir tres movimientos a modo de lecturas. Ninguno de ellos agota las posibilidades estéticas y/o heurísticas de Sales. Carecen de aliento alguno de totalidad. Muy al contrario, se proyectan como avalanchas que hacen de la observación un nido para el replanteo, vuelta al inicio, como si en cada repaso de lo escrito se configurara una piel inédita. Aquí van.

Primer movimiento o Sales como sistema de complejidad. Un libro de poemas también se comporta como un sistema. Una suerte de microorganismo capaz de dialogar con su entorno y sus carencias. Independiente de la autoría que lo produjo, en interacción con un tiempo y una época que lo acoge. Pero a diferencia de las lógicas causales, binarias, que nos ordenan codificar la realidad (o, mejor dicho, eso que llamamos «realidad») como un hecho externo a nuestra subjetividad, la articulación poemática de estos textos guarda más la forma de un sistema complejo (que no complicado) sometido a su propia criticalidad, al límite mismo de su bifurcación. La lectura de Cicatriz carbón y Casetas (las dos partes constituyentes de esta obra) reflejan una sistémica dominada por la conectividad, la retroalimentación simbólica, la emoción, la autonomía y la fragilidad entre lo fragmentario y lo global. Como si de una lombriz se tratara, la enunciación que habita tras estas palabras (escritura mineral como reclamaba el poeta brasileño Cabral de Melo, señalado en la contraportada a modo de insinuación), se erige en agente epistémico capaz de construir su propio nicho, su propio devenir. Un «gusano de arena invertebrada» que excava y excava hasta producir las regularidades que lo posibilitan. Un decurso auto(eco)organizado que pugna con el tiempo, la materia, la desigualdad de los procesos humanos hasta hacerse densidad, fenómeno, órgano completo en su hacinamiento. Si la escritura de Cabral de Melo es la escritura que permite a la voz generar sus propias condiciones de existencia, entonces Sales, en tanto que raíz ofrecida para su propia auto-constitución, también es escritura mineral.

Segundo movimiento o Sales como paisaje. No existe la naturaleza. Repito. No existe la naturaleza. Lo que existe es el paisaje. No hay relación con el mundo natural de manera de-socializada, a-culturizada. La construcción de lo natural, como entorno, está (como nos reclama la antropóloga Eugenia Ramírez Goicoechea) «inextricablemente unida a la construcción propia de lo social y viceversa». Para los humanos toda naturaleza es una naturaleza semantizada, recreada interiormente como escenario de exterioridad. Paisaje, lo llamamos. Pues bien, Sales, y más en concreto, Casetas (la segunda de las secciones del libro), reconstruye un modo de ejercitar el espacio desde esta concepción sociocultural. La palabra poética se transforma en potencia capaz de redefinir los espacios, atravesándolos en el tiempo y en la forma, hasta volverlos territorios del habla, desórdenes del pensamiento. Como dirá la propia autora: «No dormir ahora / en ese asiento, / sostener todavía / el cansancio / del hacha incesante / con los ojos, / contemplar exhaustos / la cuadrícula azul, / un óvalo, una marca / de luz en la frente / del tejado».

Tercer movimiento o Sales como impugnación de falsos dualismos. Ya saben. Nos hemos criado con ellos. Cuerpo versus Mente. Razón versus Emoción. Reflexión versus Acción. Tesis, antísesis y síntesis. Dualismos y/ tríadas que fijan (esquizofrénicamente) nuestras posibilidades de modular y decir. Un camino histórico dentro del cual muchos de nosotros hemos tenido que acomodar nuestras sensaciones. Menos mal que las humanidades (también las llamadas ciencias duras) vienen insistiendo desde hace tiempo ya en la sinrazón que supone separar esos dominios. El conocimiento implica lo corporal. La razón se interrelaciona con la emoción de manera inseparable, del mismo modo que el sistema límbico interactúa estructuralmente con el neocórtex. No hay conocimiento si no está unido a la praxis, a la propia experiencia. En definitiva: los dualismos en los que hemos crecido son, simple y llanamente, un espejismo. Pero es preciso también reclamar desde el canto su impugnación. Y Sales, desde la intuición panorámica que implica la palabra poética, parece apostar por deconstruir estas categorías obsoletas. El cuerpo, la fisicidad, se esparce por sus poemas del mismo modo que el pensamiento abstracto. La razón y sus sombras se miden junto a las emociones. El puro discurrir, la introspección, se ovilla junto al trabajo y el hundimiento. Sales nos invita a la rebelión. Sales nos empuja hacia lo inexplorado.

Déjenme acabar con un último apunte. En la contraportada se nos dice: Sales de plata, quemadas por el sol. Salir de la mina, al aire. Cruzar el umbral. Salir del cuerpo. Añadiría las palabras de la poeta norteamericana Emily Dickinson (muy querida por la propia Esther Ramón): Hallar descanso en lo inseguro. Pues eso, que ustedes hallen descanso en la inseguridad maravillosa de este libro.

ESTHER RAMÓN Y EVA CHINCHILLA, DOS POETAS IMPRESCINDIBLES


El próximo jueves 9 de juniocoinciden a la misma hora (20:00) sendas presentaciones de dos libros y dos poetas imprescindibles dentro del panorama madrileño. Esther Ramón y Eva Chinchilla. Dos libros que comparten una misma colección: Portbou (en Amargord Ediciones). Dos libros que continúan la senda de apertura y pluralidad estética que alimenta estos tiempos. Será difícil optar por la presencia, pero aquí dejo todos los datos para aquellos y aquellas que quieran disfrutar de buena poesía y de la búsqueda arriesgada en el lenguaje.

Empecemos por la primera:



Presentación del libro Sales de Esther Ramón con fotografías de Mark Bentley.

Participan Pilar Fraile, Ernesto García López, Juan Soros, director de la colección
y Esther Ramón, autora.

Jueves, 9 de junio, 20 h en el Centro de Arte Moderno (Galileo, 52 28015 Madrid). Etrada libre y gratuita

Sales de plata, quemadas por el sol. Salir de la mina, al aire. Cruzar el umbral. Salir del cuerpo. De la muerte. Un texto que profundiza en la condición mineral de la escritura como decía Cabral de Melo. Las sales de plata reaccionan a la luz, forman el negativo. La palabra impresa, negro sobre blanco, como negativo de la experiencia. Concavidad, huella de un vacío. Como la caja Homenaje a Mallarmé de Oteiza, da forma al vacío. Sale. Del interior de la mina, del interior de la caseta, cerrada a cal y canto. Los poemas de Esther Ramón, acompañados por fotografías de Mark Bentley, cuestionan la ausencia y la escritura. Ni son ilustrados por las imágenes ni las describen. Fotografía y poema son dos medios usados con una misma conciencia crítica, como explica la poeta en la nota final: "Se trata de fotografías de un tiempo que no sucedió, que fue creado a posteriori, puesto que Mark ensambla diferentes imágenes para crear un solo individuo o Frankenstein que evidencia y muestra –como el poema– sus cortes y cicatrices para señalar, tal vez, las nuestras. O para brindarnos un espacio intacto, inexplorado y un tiempo paralelo y no medido donde existir. Detrás." Ambos procedimientos dicen el esto ha sido de Barthes. En el afuera los poemas musitan, no se sabe si estos espacios están ocupados. Habitados. Nos dicen: Esto ha sido habitado.

Esther Ramón es doctora en Teoría de la Literatura y Literatura comparada por la Universidad Autónoma de Madrid. Ha publicado los poemarios Tundra (Igitur, 2002), Reses (Trea, Premio Ojo crítico 2008) y grisú (Trea, 2009). Ha escrito artículos para diversas publicaciones como Cuadernos Hispanoamericanos, Revista de Libros, Archipiélago o El Crítico y varios de sus poemas han sido publicados en diferentes revistas y suplementos culturales como ABC Cultural, La alegría de los naufragios, La hamaca de lona, Salamandra o Anémona. Algunos de sus poemas han quedado recogidos en antologías como Poetas en blanco y negro (Abada, 2006), Poetas a orillas de Machado (Abada, 2010), o Pájaros raíces, en torno a José Ángel Valente (Abada, 2010). Ha sido profesora de poesía española y coordinadora de un taller de poesía en Bates College (Lewiston, Maine, USA), con una beca de la Mellon Foundation. En la actualidad trabaja como coordinadora de redacción de la revista Minerva (Círculo de Bellas Artes de Madrid), coordina el taller Poesía en el límite, en los talleres de escritura creativa Fuentetaja, es profesora de poesía española en el programa en Madrid de la New York University y codirige el programa de poesía de Radio Círculo Definición de savia.

Y ahora continuamos con Eva Chinchilla:



Presentación de "Años abisinios seguido de canciones yemeníes", de Eva Chinchilla. Editorial Amargord (Serie Portbou)

9 de Junio en el Centro de Poesía José Hierro. C) José Hierro 7, 28905 Getafe (Madrid) Tel. 91 696 82 18 / info@cpoesiajosehierro.org
www.cpoesiajosehierro.org
Ciclo Panorama Literario
Auditorio del Centro, 20.00 h

Eva Chinchilla ha publicado verbo rea (2003)y ha participado en antologías como Hilanderas (2006) y Diosloscría (2008). Forma parte del consejo editorial de la revista de poesía Nayagua que edita la Fundación Centro de Poesía José Hierro y de Ophelia, revista de teatro y otras artes. Desde 2002 prueba y disfruta -siempre en colaboración con otros artistas y a menudo bajo el sobrenombre de evachin- con el vínculo entre poesía y otras artes: Solo hay un hombre/que lava su cuerpo (proyecto Fedón, Madrid, 2007-2010), La voz dentro y fuera del Círculo, ZCTZ 1 (Madrid, 2008), Diosloscría (Barcelona y Arnedo, 2008), 2kilitos (Madrid, 2009). Es integrante de ZCTZ, zírculo inestable de tiza, que a través de encuentros y no sólo, trata de hacer investigación poética. Combina escritura con algo parecido a la docencia: talleres de poesía, escritura creativa, arte y palabra. Nació en Madrid (1971).

Años abisinios seguido de canciones yemeníes es su segundo poemario, que ve la luz en la recién inaugurada serie Portbou de la colección Trasatlántica, ediciones Amargord, con prólogo de Julieta Valero. Para su presentación contaremos con la presencia de los editores y de Laura Sisniega, traductora de las canciones yemeníes, que se define como filóloga árabe de vocación casual; Laura se embarcó en el mundo de la dialectología en 2007 y tras realizar un proyecto de investigación de año y medio en Yemen, regresó de la Arabia Felix para emprender un incierto viaje a través de las Relaciones Internacionales.

CARTA ABIERTA EN DEFENSA DE LA PLURALIDAD Y CONVIVENCIA DE POÉTICAS


La realidad no es legible de manera evidente. Las ideas y teorías no reflejan sino que traducen la realidad, pudiendo traducirla de manera errónea. Nuestra realidad no es otra cosa que nuestra idea de la realidad. Del mismo modo, importa no ser realista en un sentido trivial (adaptarse a lo inmediato), ni irrealista en el mismo sentido (sustraerse de las coacciones de la realidad); lo que conviene es ser realista en el sentido complejo del término: comprender la incertidumbre de lo real, saber que existe una porción de lo posible aún invisible en lo real.Edgar Morin

El lenguaje poético es un patrimonio colectivo. Una urdimbre tejida en la arena de la diversidad. Nuestras tradiciones literarias siempre se han visto atravesadas por múltiples mutaciones que han ayudado a componer y descomponer el ovillado paisaje de la palabra. No en vano la palabra recoge la complejidad genésica de nuestra existencia. Así ha sido en el caso de la lengua española. Las literatura(s) panhispánica(s) (de acá y allá, en diálogo unas veces, aisladas otras) siempre han manifestado en su devenir histórico la riqueza de lo plural, el desborde de lo conectivo. No existe una deriva única de lo poético. Nunca se produjo una voz homogénea para toda nuestra tradición. Las tentativas de encerrar el lenguaje literario dentro de límites inamovibles han dado como resultado estructuras cerradas de pensamiento que trabajan en contra de la propia y esencial condición de la palabra.

Las personas que firmamos esta carta creemos firmemente en esta pluralidad poética heredada –a la que hemos tratado de contribuir activamente con nuestro propio trabajo– y por eso nos mostramos resistentes a cualquier forma de cierre normativo. Creemos necesario alzar un muro de contención ante actitudes que pretenden reproducir debates que «ya» no son legítimos –que, en realidad, nunca lo fueron– porque representan en sí mismos una agresión a esa misma pluralidad conquistada, al trabajo y legado creativo, teórico y vital de muchas poéticas y poetas precedentes y que recogen de manera natural el legado incuestionable de los padres de la modernidad poética: del romanticismo inglés y alemán al surrealismo pasando por Baudelaire, Rimbaud y Mallarmé. Ha costado mucho desterrar de nuestro campo literario el cainismo y la exclusión. No vamos a consentir ahora que vuelvan a reproducirse estrategias envenenadas similares. El debate de poéticas es necesario, útil el contraste filosófico, intelectual, en torno a la creación, pero siempre en el marco de un respeto escrupuloso a la diversidad y el disenso.

Por todo ello queremos reivindicar como legítimo y propio de la(s) poética(s) panhispánica(s) actual(es) los siguientes elementos:

Escritura(s). En plural. Modos del lenguaje que se encuentran. Ningún programa prescriptivo. Huellas. Rescoldos a modo de conceptos, de cruces, de intuiciones. Ninguna tabla de la ley. No sabemos. Quizá sean un modo de operar, de practicar la literatura. Ese acontecimiento ignoto. No sabemos. Disparan la semilla de lo por hacer y de lo hecho. No sabemos. Mueven a la acción.

Tradicion(es). En plural. Linajes incrustados, desde siempre, en nuestra modernidad, en nuestra memoria literaria. Linajes que se activan y se iluminan desde el presente y de los que debemos hacernos merecedores. Como afirmó Eliot, la tradición «no se puede heredar, y si la deseas debes obtenerla con gran esfuerzo». Cada poeta se forja y construye su tradición, su propia cadena de ejemplos y magisterios, y este esfuerzo es en sí mismo un acto poético, una intervención en el mundo. Puede ocurrir –y de hecho ocurre– que este esfuerzo ponga a prueba nuestra capacidad de asunción cognitiva o de mera comprensión, incluso a lo largo de toda una vida de esfuerzo. La dignidad e inteligencia vitales consiste entonces en asumir esta discapacidad en vez de darle el formato autoexculpatorio de lo incomprensible, lo hermético, lo bárbaro y despreciable. Imposible simplificarla, esencializarla, despotenciarla a través de marbetes o etiquetas reductoras. Imposible normativizarla en interés propio, mediante operaciones espurias de exclusión o ninguneo. Voces habitadas para nuestro presente y nuestro futuro.

Heterodoxia(s). En plural. Nunca una lectura unívoca de lo poético, no podemos aceptar como obvio ni la desaparición del habla ni el habla homogeneizada. La palabra poética implica desborde, intersubjetividad, entramado conectivo, intersticio, complejidad. Y significa todo ello porque dialoga con lo humano.

Poética(s). En plural. No hay una poética una que convierta a las demás en otras. No hay norma, no hay centro natural o tácito. Queremos (re)afirmar y defender el deseo y la probada capacidad de convivencia de poéticas diversas que han demostrado en los últimos años su resistencia a la codificación. No precisamos para construir o apuntalar una identidad la negación del Otro. No vivimos la alteridad como amenaza, sino como nutriente y condición necesaria para la construcción de nuestra posible identidad colectiva y personal.

Hibridez y Diversidad(es). En plural. Creemos que la poesía no es mercancía, no es hija de la rentabilidad económica. Tampoco de las ideologías. La poesía es una multiplicidad de pájaros, aves raris, aves migratorias, que ponen su nido en lo alto, alejado del manoseo y voracidad de las alimañas y carroñeros. No podemos, por tanto, hablar de «una» poesía, sino de «poe-diversidad», en constante vuelo, en constante cruce, en constante mestizaje. Y no enjaulada, sino libre, puede ser del mundo, desde el mundo, con el mundo. Pero siempre «haciendo mundo».

Pensamiento(s). En plural. Desconfiamos de los falsos dualismos (razón y emoción, realismo e irracionalismo, público y privado, naturaleza y cultura…) en los que se ha querido encerrar lo poético. Se trataría, como dice Miguel Casado, de «ampliar la noción de pensamiento, extenderla a todos los movimientos de la mente, a uno y otro lado de la conciencia, a todos los movimientos interiores del lenguaje que de modo constante nos recorren y atraviesan». En definitiva: destacar el carácter desestabilizador y genésico de la palabra poética como apertura del pensamiento.

Realidad(es). En plural. La relación de lenguaje y realidad es compleja, porque ambas son complejas de por sí y más cuando se relacionan, influyen, comunican. Es simplista y equívoco detenerse en un estilo o propuesta, en una sola manera de abordar esa difícil exploración de la materia (humana y no humana) que llegará a ser poema.

Subjetividad(es). En plural. Sin menoscabo de que cada uno/a pueda o quiera llevar la voz poética adonde crea conveniente. Todas las formas de enunciación tienen sentido y no seremos nosotros quienes juzguemos la pertinencia de lo que cabe o de lo que debe desaparecer.

Emoción(es). En plural. No codificadas, no predeterminadas en un calculado ejercicio de causa-efecto practicado desde las inevitables limitaciones del poeta sino trascendidas y reveladas junto a él en un proceso que hermana escritura y lectura, que convierte al lector en agente activo y co-productor de sentido.

Lector(es). Recepciones. Por todo lo anterior reivindicamos el respeto a la inteligencia y creatividad lectoras, a la libérrima capacidad de sorprenderse y sorprendernos de aquel que generosamente se acerca a un texto para darle vida; a su derecho inalienable de que nada ni nadie se haga garante ni faro de sus emociones, su criterio, su infinita libertad.

Así, queremos reivindicar la convivencia de poéticas, la pertinencia del debate crítico, la belleza de la pluralidad como alimento de lo creativo. Y rechazamos de manera frontal cualquier estrategia de apropiación, simplificación o reduccionismo literario.

Y para que así conste lo firmamos en Madrid a 17 de mayo de 2011.


ADHESION A LA CARTA POR E-MAIL: Los que deseen adherirse a la Carta abierta en defensa de las pluralidades y convivencia poéticas, pueden enviar un correo indicando su nombre y apellidos, lugar de residencia (ciudad-país) y profesión ú ocupación o si lo prefiere sencillamente "lector" a: firmas.cartabierta@gmail.com

En estos momentos 245 personas (escritores, docentes, lectores) ya se han adherido. Ver en: http://cartabiertapluralidadespoeticas.blogspot.com/