La poesía tiene sus sorpresas. Recién vuelto al hotel después de un día de trabajo me encuentro con un regalo estupendo: el poeta italoperuano Maurizio Medo acaba de enviarme desde Arequipa sendos ejemplares de sus libros El hábito elemental (The Latino Press, 2004) y Transtierros (Editorial Fuga, 2010).
Para quien no conozca a este poeta daremos algunas pistas biobibliográficas. Maurizio Medo, ítaloperuano nacido en Lima en 1965, ha publicado Travesía en la Calle del Silencio (1988), Cábalas (1989), En la Edad de la Memoria (1990), Contemplación a través de los espejos (1992), Caos de Corazones (1996), Trance (1998), Limbo para Sofía (2004), El Hábito Elemental (una en el Perú, otra en los Estados Unidos) así como coeditó con el poeta chileno Raúl Zurita La Letra en que nació la pena, muestra de poesía peruana 1970-2004. Acaba de publicar Transtierros. Amén de su trabajo poético Medo, desde 1990, desarrolla labores de periodismo cultural -por el que abandonó sus estudios literarios- Es codirector del boletín de Latin American Write Institute (LAWI), New York, Brújula Internacional, y editor de la revista AQPCULTURAL. En 1986 obtuvo tempranamente el "Premio Nacional de Poesía Martín Adán". Su obra ha sido comentada por autores como Javier Sologuren, Raúl Zurita, Enrique Verástegui, José Antonio Mazzotti y Róger Santiváñez quienes coinciden en señalarlo como una de las voces más originales dentro de la poesía latinoamericana actual.
Pero más allá del currículo biográfico lo importante son sus textos, así que sin más demora me introduzco en ellos y les transcribo algunos poemas que, en una primera lectura, me han resultado emocionantes. Aquí van:
De El hábito elemental (2004)
Lucía la hermosa
Nunca sabremos si desaparece la belleza.
No asciende, leve,
de puntillas,
por las gradas ornamentales del codiciado Paradiso,
haciendo ochos donde los ángeles vuelan en zigzag,
ni baja órfica hacia el báratro
en lo envolvente de la boira.
La Hermosa nos dibujó una mayéstica sonrisa con los ojos, elusiva al adiós.
Los tres giramos confusos sin atisbo de comprensión, preguntándonos ¿y ahora, y ahora?.
Cuando eclipsó atisbamos lo menos visible en el día,
fue allí que desmintió su ausencia.
Puede que hoy no se acode más en los balcones,
con gotas del mar de Pietra Ligure alhajando sus canas
... pero cómo nos insiste en ser.
Aquella tarde los pájaros desalaron en los corredores de la casa
y vimos a los gatos brincando el cuarto menguante en su procura.
Cuando los tres, contritos, nos confesábamos prescindiendo de palabras,
nos alucinaron deshablando al borde de la desesperación.
Nadie notó cómo Lucía la Hermosa sonreía, invisible
en el amor.
El enemigo astral
Tus metáforas desnudan la existencia de otro poeta en tu imaginación.
Como si retornara solaz de una cita estelar en lo Absoluto directo a casa. Ablucido entre la vida literaria y una muerte natural.
O este instaura un dios o se entrega a un anónimo tercero orando al límite de una tóxica serenidad.
No le ves marchitar la frente entre sienes heladas, ni percibes su transpiración al surfear el turbión espiritual.
Un poeta en eterna conversación, antes y después de navegar desiertos donde la realidad se comprime.
Ya tienes palabras en qué reposar la voz, cebrados mares abiertos en la boira y la rosa hiriéndote en su flor.
Eres feliz.
El otro, imperdonable, palpa las claves de tu corazón en hojarasca.
Encorva el lomo con un talento insoportable diciendo que "tu poeta" prueba su propia inexistencia en tu realidad. Y no hay modo.
No hay modo de medirnos el amor, ni nada más bello ni nada más esquivo.
Good bye
Auf wiedersehen
Nos vidrios
Queda el otro
Soy quien se va.
De Transtierros (2010)
Concierto en mi menor, staccato
...manifestarse, de cualquier manera que sea, me parece una impostura, por no decir una traición.
EMIL CIORAN
El otro cambia su escritura por ungüentos
Madruga y trota- tal si la liebre
rauda huyera de su inexorable sino
Letra a letra me ahorro la fatiga
de aguardar taciturno su venida
En cuclillas o tortura abdominal
La salud que prescribe el telepronter enferma:
anorexia fúnebre y asepsia extraterrena
-Beso-no tu boca- a la máscara que la aparta de la mía
Con el eros reducido Y gracias
a la industria japonesa
-¡Qué tos la del escriba! -alertaste compungida
Y el otro taciturno Pálido enclaustrado -en su idea del poema como casa.
Todo rauco balbucía:
-El precio de la usura. ¿Propiedades vecinas de la muerte?
No es oneroso
Mi Judas erra contrito en la búsqueda de aquel de vida licenciosa
Y poder traicionarlo obediente del guión: promesas // pactos
La idea griega del symbolum cobra siempre una víctima
Y ocurre también en la escritura ¿Qué mímesis?
Poesis la realidad proficua adulterada Uno resiste
la autarquía de su voz Felona sus dictados Y luego
ella sola sobrevive cor vaffanculo
Quién y cuándo
YO ES EL INFIERNO -escribió Medo consternado
por el crédito otorgado a su rol involuntario de impostor
-aquí me salgo fóbico ante el drama y edípico
abrazo final mi traición
Soy todos los Juanes y Josés. Abeles y Alejandras
Todos los Pablos habidos -menos ese
Las Marías Los Luises los Raúles
Respondo a cada nombre
Soy una voz
No pierdo nada
MAURIZIO MEDO
Y para que se queden con la voz directa del poeta, les dejo una entrevista realizada en la televisión peruana.
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