LAS PRÁCTICAS LITERARIAS DEL CONFLICTO


Estoy leyendo "Las prácticas literarias del conflicto" del poeta Enrique Falcón. A estas alturas de la película es ya un lugar común decir que el poeta valenciano constituye uno de los autores fundamentales de las últimas promociones poéticas españolas. Y no sólo porque su apuesta por la poemática política, épica, haya dado lugar a uno de esos libros invadeables (con independencia de gustos estéticos) que, de vez en cuando, salpican el campo literario, es decir, La marcha de los 150.000.000, sino porque a su labor creativa se le une una actividad teórica furiosa, incesante y extremadamente rigurosa. En esta ocasión se ha decidido a reunir sus escritos analíticos para ofrecernos un texto turbador, provocativo, deliberadamente combativo, orientado a producir un debate público en diálogo con los tiempos históricos que nos ha tocado vivir. Enrique Falcón no renuncia a nada. No sacrifica nada. Todo está sujeto a impugnación. Y a consciencia. Frente a poéticas falsas e ingenuamente realistas, más proclives a la mansedumbre que a la resistencia. Frente a los discursos metalingüísticos, enroscados en el lenguaje como objeto, desmaterializado, desconectado del pulso de la historia. Frente a las poéticas políticas que renuncian a la estética, que se apoyan en lo puramente informativo. Frente a las concepciones impresionistas, autónomas del texto, (des)hilachadas de la coyuntura social... Todo cabe en el análisis de Falcón. Como en las próximas semanas escribiré una reseña más amplia de este libro, sólo quiero avanzar en este post algunos fragmentos que me parecen esenciales, que nos obligan a un replanteo estructural de nuestras certezas. Aquí los dejo...


El espíritu de este texto, sin embargo, es proponer a debate si es factible pensar y hacer posible, desde estrategias divergentes, la constitución de producciones culturales -en concreto, literarias- que resulten ser inasimilables para la constelación ideológica que hoy diseñan culturalmente nuestras modernas sociedades de control.

Es decir: proponer unas estrategias tales que resulte decididamente conflictiva (y no interesada para los centros de poder) la posibilidad de que dichas producciones -mucho más allá de suponer una alternativa "generacional" a las estéticas oficiales contemporáneas- sean realmente integradas en dicha constelación de dominio multiforme. La capacidad de desplegar esta posibilidad reconoce en ella su inacabamiento, negociando en todo caso con la incertidumbre, puesto que el espacio en que ha de moverse es el espacio de las resistencias.

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Nuestras tarea trata de conectar nada menos que tres dimensiones en la raíz misma de nuestros poemas: la dimensión histórica, la dimensión personal y la dimensión estética. Sólo desde este particular posicionamiento (que no pasa exactamente por ninguna estrategia de equilibrio), podrá entenderse nuestra peculiar sorpresa hacia la tanta poesía unidimensional que hoy se escribe en nuestras latitudes.

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ABRAZO Y PROTESTA
Un poema político no tiene por qué ser "transparente".
No es necesariamente en lo transparente donde siempre acaece una comunicación.
No siempre en lo ya conocido se producen los encuentros.
Y no necesariamente en la claridad, el abrazo y la protesta.

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COMMUNIO NO EST IDENTIFICATIO
La poesía política actual no representa a quienes se les niega la voz.
No deberíamos suplantar a los heridos.
Del mismo modo que es absurdo que el poema procure la identificación del lector con las víctimas, jamás debería hacerlo el poeta político que escribe desde Europa.
Debería inquietarnos el hecho de que pueda decirse de nosotros que elevamos la voz de quienes viven en las cunetas de la historia.
Nuestra voz es nuestra voz. Si no, no hay esperanza.

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El despliegue temático de la poesía política carece de bordes.
Pero no me interesa de ella tanto su posible tematización (que podría ser hasta difusa)
como el gesto concreto que convoca ante el mundo y en el medio del mundo,
así como su posicionamiento real ante las lenguas del poder.

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A las estrategias afectivas e irracionales de la propaganda mediática al servicio del capitalismo avanzado, un poeta de signo contestatario debe hoy intensificar las posibilidades afectivas e irracionales que la expresión literaria convoca.

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En la palabra de la herida, nosotros hablaremos la palabra de los vínculos.


Y ahora escuchemos la voz del poeta...

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