KOUSLY LAMKO


Vivimos tiempos de oprobio. El capitalismo neoliberal parece querer dar una vuelta de tuerca más al mundo, para desde ahí continuar su lógica enfebrecida. Pegada, adherida a esta dinámica, los pueblos siguen sufriendo el horror y la violencia. Y en medio de ese espanto la poesía. Escritura que roza la realidad y levanta su vuelo. Palabra que se engasta a lo matérico sin renunciar a lo transcendente, no entendido como dimensión "mística" o vagamente ideacional, sino como forma de rastrear el otro lado de los objetos y seres, su huella existencial y vital.

La poesía africana ha sido y es aún bastante desconocida. Más allá del movimiento de la Negritude de Léon Gontran Damas, Birago Diop, René Maran y, sobre todo, Léopold Sédar Senghor y Aimé Césaire; y más acá de las propuestas poscoloniales ejemplificadas en la figura de Wole Soyinka (recientemente publicado en Bartleby), Occidente sigue sin atender al flujo de escritura de este continente. Han sido pocas las intentonas en nuestro país orientadas a promover esas poéticas. Sin duda uno de los ensayos más apasionantes fue la antología Voces africanas: poesía de expresión francesa (1950-2000) de la editorial hispano-cubana Verbum publicada en el año 2000. Pues bien, en este libro encontramos algunos textos que dan cuenta de esta lógica depredadora de la que hablaba antes, apostando por una poética fuertemente conectada con lo real sin perder un ápice de vuelo lírico, torrencial, desasosegante. Donde lo simbólico, las dimensiones visionarias, se entrecruzan con las imágenes tangibles, apegadas al universo del dolor social. Uno de estos poemas es ¡Tierra, bebe tu sangre! del poeta chadiano Kously Lamko (cuya foto pueden ver al inicio de este post). Aquí lo transcribo:



avanzamos alegres por el camino
apestando el viento con nuestros andrajos malolientes
una espina blanca clavada en el pie
nos escolta hacia la gran morada del olvido
la tumba

¡a beber! sacien los cadáveres
¡a beber! el gaznate seco se agrieta

tierra bebe tu sangre aliméntate con tu savia
acoge en tu seno las vidas putrefactas
los cuerpos se desflecan en jirones feos carcomidos
que caen

fealdad de nuestras agresivas atrofias
catástrofe del "caosmos" caótico
desarreglo estéril violencia de bombas
que caen

la nada
aquí no es más que un exilio
el paréntesis de vanos tormentos
recorridos monstruos y pruebas
el allá nos abre la mirada
el ojo se ríe ruidoso
gavillas cinerarias que florecen
la tumba

tierra bebe tu sangre aliméntate con tu savia
acoge en tu seno las vidas putrefactas
que caen

[Exils, Solignac, Le bruit des autres, 1994]

Es curiosa la literatura. Con independencia de los análisis estilísticos, se pueden tender puentes imaginarios de (auto)(inter)reconocimiento entre tradiciones poéticas distintas que, al indagar lo humano, o mejor dicho, los horrores de lo humano, alcanzan similares conclusiones. No me negarán que este poema podría dialogar perfectamente con la mejor Trench poetry británica (pienso en Isaac Rosenberg y Siegfried Sassoon), o con la poesía expresionista alemana, Georg Heym por ejemplo, cuando reconstruye el paisaje moral después de la batalla:

En los sembrados yacen apretados cadáveres,
en el verde lindero, sobre flores, sus lechos.
Armas perdidas, ruedas sin varillas
y armazones de acero vueltos del revés.

Muchos charcos humean con vapores de sangre
que cubren de negro y rojo el pardo campo de batalla.
Y se hincha blanquecino el vientre de caballos
muertos, sus patas extendidas en el amanecer.

En el viento frío aún se congela el llanto
de los moribundos, y por la puerta este
una luz pálida aparece, un verde resplandor,
la cinta diluída de una aurora fugaz.

Los lazos podrían ser muchos. Nuestra tradición es rica, pero otros linajes presentan conquistas estéticas igual de inquietantes y se hace necesario continuar la labor de trasvase y contaminación, abandonando el narcisismo en que todavía se mueve la poesía occidental. Para quien no conozca a este autor tomo prestados los datos que ofrece la wikipedia, así como un vídeo donde el propio autor lee uno de sus textos.

Koulsy Lamko (nacido en 1959) es un dramaturgo nacido en Chad, poeta, novelista y profesor universitario. Nació en Dadouar, Lamko dejó su país por Burkina Faso en 1979debido al comienzo de la Guerra Civil. Allí, conoció a Thomas Sankara y se involucró con el Instituto de Pueblos negros en Uagadugú. Lamko pasó diez años promocionando teatro comunitario en Burkina Faso a través del Teatro de la Comunidad y ayudó a fundar el Festival Internacional de Teatro para Desarrollo.

Algunos de sus poemas fueron publicados en Revue Noire en 1994. En 1997, co-lanzó el álbum Bir Ki Mbo de poesía mixta y música un tributo a Sankara en colaboración con Stéphane Scott y Rémi Stengel. Siendo un asistente regular en el Festival Internacional Limousin des Francophonies, brevemente vivió en Limoges, Francia. Luego se mudó a Ruanda, donde persentó su disertación para su doctorado en la Universidad Nacional en Butare mientras fundaba el centro de la Universidad para las Artes y el Teatro y enseñando teatro y escritura creativa. Su tesis doctoral estuvo en la estética teatral en África. Su experiencia en Ruanda lo llevó a escribir su única novela, La phalène des collines ("La mariposa de las colinas"), sobre el genocidio de 1994. En 2009 se quedó como invitado del Amsterdam Vluchtstad, en el antiguo apartamento de Ana Frank y su familia en el Merwedeplein Amsterdam.


No hay comentarios:

Publicar un comentario