FORUG FARROJZAD


Cada cierto tiempo vuelvo a Forug Farrojzad. Se trata de lecturas nocturnas, huidizas, robadas a la precipitación y al fatigoso devenir de la cotidianeidad. Sin darme cuenta esta poeta me acompaña desde hace tiempo. Leí su Noche en Teherán allá por 2002 o 2003 en la edición de El Bardo y quedé deslumbrado por una poética a caballo entre lo subjetivo y lo histórico, entre la iluminación del verso y el uso del lenguaje coloquial. Siempre encuentro algo inquietante en sus versos. Siempre habita en la iraní un resto de abismo que queda, a modo de eco, rumiando mucho tiempo después. Hoy quiero volver a recordarla y por ello aquí traigo el poema Percepción que continúa latiendo en mi conciencia lectora desde la primera vez que lo descubrí.

En la lamparilla,
la luz se desvanecía.
De repente, la ventana se llenó de noche,
una noche repleta de voces vacías,
una noche contaminada
por una pirámide de alientos envenenados.
La noche...

Yo escuchaba
a la asustada calle oscura;
parecía que alguien aplastaba su corazón
como un podrido volumen.
En la asustada calle oscura,
un astro estalló.
Yo escuchaba...

Borbotones de sangre hinchaban mi pulso
y mi cuerpo...
¡Oh, mi cuerpo se encendía de la tentación de desgarrarse!
Sobre las torcidas líneas del techo,
vi mis ojos
como un pesado escoprión que
se consumía
en la palidez,
en la represión.

Como agua estancada,
me movía lentamente
y me posaba en un hoyo.
Oía,
oía a toda mi vida,
que, como una repulsiva rata en su agujero,
cantaba con descaro
una absurda y desagradable canción.

Un ruido persistente y confuso
recorría los mortales momentos
y se deslizaba sobre la superficie del olvido.

¡Oh, estaba colmada de pasión!
-la pasión de la muerte.
Mis senos sintieron un tremendo dolor
y recordé
el primer día de mi adolescencia,
cuando todo mi cuerpo
se abrió en un inocente asombro
para mezclarse con la confusión, con lo desconocido.
En la lamparilla,
la luz bostezaba
en una vibrante línea.

(Traducción de Nazanín Amirian)


Y por si alguien no conoce a esta autora iraní, le adjunto los datos que nos ofrece la siempre aprovechable Wikipedia:

Forugh Farrojzad que nació en Teherán en 1935, en pleno proceso de occidentalización, es una figura esencial en la historia de la cultura de Irán durante el siglo XX. Hija de padres de clase media observantes de las tradiciones islámicas-persas. Se casó a los dieciséis años y, al año siguiente, tuvo a su único hijo, Kamyar, cuya custodia le fue retirada tras su divorcio en 1954.

Aunque ya componía poemas en sus años estudiantiles, es después de esa compleja travesía personal -matrimonio, divorcio, pérdida de la custodia de su hijo- cuando irrumpe en la escena literaia. En 1955 publicó su primer libro de poemas, titulado La cautiva, cuyas poesías rebeldes e iconoclastas reciben el rechazo de todos los academicistas.

Al año siguiente viajó durante nueve meses por Europa e inició una relación sentimental con el cineasta Ebrahim Golestan. Publica El muro (1956). Su vida independiente y libre era motivo de escándalo en los cerrados cenáculos literarios. En 1958 publicó su tercer poemario, Rebelión. En 1962 se produjo la primera película de Forugh, La casa negra, un breve documental sobre la leprosería de Tabriz, que algunos han comparado con Tierra sin pan, y que el crítico Mohsen Majmalbab definió como “la película más bella del cine iraní”. Esta película fue galardonada al año siguiente en el Festival de Mannheim (Alemania).

En 1964 publicó Nuevo nacimiento, un hito en la poesía persa contemporánea que refleja su emancipación y liberación de la tradición, tanto en el plano formal como personal. Dueña de una creatividad y personalidad anticonvencionales, la escritora-cineasta abre su abanico hacia la actuación teatral, al mismo tiempo que envía a las prensas el poemario último Tengamos fe en el comienzo de la estación fría (1966).

Murió el 14 de febrero de 1967, cuando el coche que conducía se estrelló contra un muro en circustancias no bien aclaradas, cuando preparaba el papel de una obra teatral. La temprana incursión en el mundo creativo se cerró con la pronta despedida de una personalidad descalificada por los sectores más conservadores de la sociedad iraní, admirada por escritores y cineastas de todo el mundo y emblema del feminismo en su país.

En España era prácticamente desconocida hasta que en 1997 la revista "Caminar" hizo una pequeña presentación y tradujo tres de sus poemas: Regalo, Muñeca de cuerda y Renacer. Luego, dos años después, se publicaría el primer libro llamado Noche en Teherán (El Bardo, 2000).

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