Hace algunos meses tuve el placer de recibir una comunicación del poeta peruano Luis Alvarado (Lima, 1980). Acababa de publicar su interesantísimo libro Inventario en Ediciones de YUGGOTH y pude también conocer su blog Canto Visible. La poesía de Alvarado bebe de la mejor tradición vanguardista latinoamericana, de sus opciones más radicales y "abismáticas" como diría María Zambrano. En ella encontramos juego conceptual, distorsión semántica, aperturas fonéticas, provocación visual, en un intento por amalgamar posibilidades expresivas diferentes, interconectadas entre sí y vueltas perplejidad o paradoja.
Este poeta peruano se siente deudor, entre otros, de Jorge Eduardo Eielson y así lo reconoce abiertamente. Gracias a Alvarado he vuelto releer a Eielson. He vuelto a sentirme desconcertado y aturdido. He vuelto a visitar las muchas tensiones que el lenguaje oculta y como, pese a quien les pese, la escritura no es un acontecimiento meramente ideacional (transmisión de mensajes o conceptos) sino un intersticio vivo que genera nuevas realidades. Alvarado me devuelve a Eielson. Eielson me recuerda que lo poético es un territorio todavía transitado por la incertidumbre y la génesis. Escuchemos al maestro...
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