ÉCFRASIS


La comparación entre pintura y poesía tiene una larga tradición en el pensamiento occidental. Estudiada tanto en los tratados de arte como en los de literatura, especialmente durante el periodo renacentista, ha ido configurando un cuerpo analítico de amplio calado que encontró, sin embargo, en las vanguardias históricas uno de sus aldabonazos fundamentales. Poesía visual (icónica). Pintura escritural. Caligramas... Es ya un topos más o menos consolidado aquel Ut pictura poesis, es decir, entender la poesía como pintura queCursiva habla, o bien la pintura como poesía silenciosa, de tal modo que ambas disciplinas artísticas tendrían un cierto cuerpo común. Lo que se conoce menos es el origen de ese topos, o mejor dicho, se le presupone una antigüedad mucho menor de la que verdaderamente tiene. Fue el poeta griego Simónides quien asentó la idea. Siguiendo el estupendo libro de Neus Galí, Poesía silenciosa, pintura que habla (que pueden ver en este post), para el poeta griego la palabra es la imagen de las cosas y en la medida que esto es así, la concepción de autoría tendría una vinculación directa con esta comparativa. Siguiendo la estela de esta experta en mundo clásico, con Simónides nace la poesía entendida como un oficio remunerado y, por extensión, la relación entre el poeta y sus potenciales destinatarios cambia radicalmente. Para ello el poeta griego lleva a cabo dos operaciones simultáneas (ver pág. 162): "A) Reconocimiento del poeta como artesano de la palabra mediante la equiparación de sus composiciones con otros productos artesanales (palabra = objeto material). En efecto, para Simónides la poesía es un producto susceptible de ser comparado con la pintura, y la palabra es un eikôn, el mismo término que sirve para referirse a una reproducción pintada, esculpida o bordada. B) Distanciamiento del poeta respecto de los demás artesanos. Al mismo tiempo que el poeta consigue el reconocimiento del poema como producto de mercado, se singulariza insistiendo en la superioridad de su quehacer poético frente a otras actividades productoras de objetos: la labor del artesano de la palabra descuella por encima de la labor del resto de artesanos". Como vemos, la dialogicidad entre los conceptos de autoría y relación poesía/pintura constituye uno de los núcleos ideacionales más potentes dentro del pensamiento occidental.

Pero aún hay más. No sólo esta relación desnuda una de las señas de identidad artísticas de Occidente, es que su mutua interdependencia ha sido en buena medida una de las líneas de fuga constantes de su historia religiosa y simbólica. Nos lo explica de manera exhaustiva y clara Facundo Tomás en su Escrito, pintado (Dialéctica entre escritura e imágenes en la conformación del pensamiento europeo) (ver págs. 127-128): "Escritura, pintura; espíritu y materia, racionalidad y magia, continuidad o discontinuidad del mundo; la dialéctica entre dos maners de afrontar la vida y su conciencia, dos concepciones que se oponían y se implicaban mutuamente para constituir la cultura europea. Como dos polos eléctricosa, al igual que los brazos de un imán, generaron entre ellos una corriente dialéctica que se constituyó en fundamento del pensamiento. Pero compitieron por el lugar principal. En tiempos de Moisés, los judíos decidieron aferrarse radicalmente a la racionalidad de la escritura, entendiendo su deidad exclusivamente a través de ella, rechazando las imágenes y la sensorialidad que representaban. El cristianismo primitivo pareció proseguir en la misma línea, pero la voluntad universalista de Pablo consiguió dar a la nueva religión, hizo que, en pocos siglos, la iconicidad romana penetrase en el seno del espíritu al mismo tiempo que las masas paganas iban transformándose en cristianas. Cuando se produjo, pues, la batalla definitiva, el hijo carnal triunfó sobre el espíritu exclusivo del padre y las imágenes quedaron definitivamente asumidas, de la misma formaque lo fueron los impulsores sensoriales y las demandas corporales, es decir, reconociendo su sometimiento a la disciplina del espíritu, al imperio superior de las letras. [...] Los bárbaros llegaron al imperio romano para consolidar esa tendencia, la tensión permanente entre carne y espíritu, entre imágenes y letras, que siguió resolviéndose en los términos que san Agustín había planteado en el siglo V: reconocimiento de las imágenes, pero sujeción a los imperativos de la escritura, admisión de la sensorialidad, pero sumisión a las normas y condiciones de la espiritualidad. Con evoluciones y variaciones importantes, la impronta de esa dialéctica continuó fundamentando el pensamiento europeo en los siglos venideros, y no entró en crisis hasta que, durante el siglo XX, las nuevas tecnologías icónicas la pusieron de nuevo en entredicho."



¿Por qué y para qué esta introducción? Pues para contextualizar un inquietante trabajo poético-pictórico titulado MATERIALES PARA EL DESASTRE, del artista plástico Héctor Solari (Uruguay) y el poeta Carlos Fernández López (España) que, a mi juicio, se mete de lleno en esa dialéctica. Ahora bien, su modo de incardinarse es distinto. Proponen lo que se denomina "écfrasis", es decir, en la tradición clásica cuando un texto verbal describe una obra de arte visual. Siguiendo el texto de presentación de la instalación con "Materiales para el desastre" estos artistas proponen un trabajo que, tomando como punto de partida el denso caudal de experiencias y técnicas del siglo XX, invita a reflexionar sobre la condición humana y a explorar la relación espectral que se establece entre mundo y representación al afrontar la "écfrasis" de la catástrofe. Concebida como un espacio de exploración de las formas del desastre, la instalación sitúa al espectador en el corazón de sus significados, sirviéndose del sonido, la palabra y la imagen. Es decir, lo icónico y lo escritural (sumado a nuevos vectores como el sonido y la música) siguen entreverándose como un caudal mixto de significación, difícilmente extirpable el uno del otro, que renueva su dialogicidad a lo largo del tiempo. Aquí radica, a mi juicio, el enorme interés de este trabajo a cuatro manos. Revitaliza, ahonda y tienta los límites de la conexión entre poesía y pintura a la hora de explicar el mundo. Incluso voy más allá, ¿es posible explicar "ese" mundo, la condición humana, sin poner en juego, al unísono, ambas vertientes?

Me gustaría a continuación presentarles el material que han editado a modo de catálogo de la exposición. Aquí va:








Y para quien no conozca a estos dos estupendos artistas os dejo algunos datos biográficos:

Carlos Fernández López. Poeta. Nació en Santiago de Compostela en 1981. Es Master of Arts in Comparative Literature (University College London) y Licenciado en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada (Universidad Complutense de Madrid). En 2001 obtuvo el primer premio de poesía del XII Certamen de los Colegios Mayores de Madrid; en 2003, quedó finalista del XXIV premio Isabel de España y en 2007 del premio de poesía la voz + joven, convocado por la Obra Social de Caja Madrid. En los últimos años, ha tomado parte en varios proyectos en los que su poesía dialoga con la música, vitral de voz (Madrid, 2004), la danza, i(u)ter (Mallorca, 2006), y la performance, ERICA (Dresde, 2008), y ha desarrollado una intensa actividad investigadora. En la actualidad reside en Londres donde finaliza su tesis de doctorado sobre Trilce. Es coautor, junto a Valentino Gianuzzi, de César Vallejo: textos rescatados (Universidad Ricardo Palma, 2009). En 2011 verá la luz vitral de voz, su primer libro de poemas (DVD Ediciones). Para más información: www.carlosfernandezlopez.com

Héctor Solari. Artista plástico, arquitecto. Nació en Montevideo (Uruguay) en 1959. Luego de los estudios de arquitectura y grabado en Montevideo, se mudó a Europa en 1987. Estudio del grabado y fotograbado con Luis Camnitzer en Lucca, Italia. Sus dibujos, vídeos e instalaciones fueron mostrados entre otros en: Alianza Francesa (Montevideo 1993), Museo Nacional J.M.Blanes (Montevideo 1995), Haus der Kunst (Munich 1999), Galería GCK (Katowice 2004), Fort Sztuki (Cracovia 2004), Lingnerschloss (Dresde 2005), Ministerio de Cultura (Montevideo 2006), Stadthalle Görlitz (Görlitz 2006), Centro Cultural Español (Montevideo, Buenos Aires, Cordoba 2007), Itaú Cultural (Salvador de Bahía, Sao Paulo, Rio de Janeiro 2008), Museo de Arte Moderno (Buenos Aires 2008), Centro de Arte Reina Sofía (Madrid 2009). A partir de 2007 trabajos de escenografía en el Teatro de la ciudad de Kempten (2007-2010), Instituto Cervantes (Berlín 2009) y Semper kleine szene (Dresde 2009). Vive y trabaja en Dresde, Alemania. Le podéis encontrar en www.solari.de

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