OTEIZA


A Jorge Oteiza se le conoce universalmente por su trabajo escultórico. Sin embargo, su obra poética es incontestable, potente, plagada de hallazgos semánticos. Una escritura demiúrgica, abarcadora de casi todo, donde se integran las fragilidades del sujeto y sus conexiones con la tierra, la historia y lo ampliamente circundante. Leer a Oteiza es deconstruir el lenguaje, o mejor dicho, reconstruir las posibilidades genésicas de la palabra asumida como materia. Leer a Oteiza implica bucear en apnea en el cuerpo del pensamiento, en el pensamiento del cuerpo llevado hasta sus límites conceptuales últimos, situados justo delante de sus propias oquedades y paradojas.



Hay un libro que me emociona profundamente. Se trata de Itziar elegía y otros poemas, editado por el sello navarro Pamiela, allá por 1992. Justo un año después de la muerte de su mujer. Se trata de uno de los textos amorosos más intensos y honestos que he leído nunca. Desprovisto de retóricas. Alejado de los topoi que, a veces, erosionan esta temática. Me gustaría reproducir un fragmento titulado (¿titulado? Oteiza distorsiona la idea de título, los textos se entrecruzan y presentan como un magma continuado y único) ese hombre lleno de agua sigue nadando. Como en este blog no puedo reproducir visualmente la estructura del poema, adjunto tambien escaneadas las páginas para que el lector pueda hacerse una idea más exacta de su distribución en la página.

ese hombre lleno de agua sigue nadando

percibo el asco
conque levanta el sol su cansancio todos los días
su vigilante luz de infinita mano
tropieza a su paso se rompe entre los árboles
un relámpago se aleja bajando escaleras con sonido de manzanas
la luna limpia con su lengua de luz su cuchilla
al gusano en su manzana de bañera
la celeste efímera manzana
bíblica primera logaritmo
y que había 12 manantiales de aguas y 70 palmeras
y a mí qué me importa?
duermo con los brazos en alto pero no me rindo
moriré de rabia no de viejo
el ecuestre gozor de la pelea
toco mi soledad como esas maderas mojadas
que dejan altas mareas en las playas
es frecuente econtrarnos con un perro que ha sido abandonado
yo soy ese perro abandonado
larga marcha mi corazón hormiguero de sombra y vino
ángel de ahuecada madera con sus 2 manos de trompeta

ese hombre lleno de agua sigue nadando

para qué si el hombre
la ingeniosa invención del hombre

sale de lo oscuro la mano de Baroja
blanca como insecto de mármol en su frente fría
agujero de vino acordeón de muelles
pasan horas tristes en silencio cayendo sin prisa de la tarde
como si alguien quién sabe si los jueces
se estuvieran descalzando en el cielo
abrazo con mis manos mi cuerpo
como si alguien me fuera a robar de niño
entonces hay arena hay desierto en el pasillo
una tumba de luz entra bajo la puerta
qué delgado sueño el día
bajo el ciprés del jardín con Itziar
dos cruces de madera unidas

inicio del invierno
cuando el sol busca su bufanda por el cuelo
entre Madeira y las Canarias qué fácil
se rompe se hunde un petrolero
sucia de peces cansada sale mojada la muerte

[...]



Y ahora escuchemos la voz del propio Oteiza. Acerquémonos a su visión de la escultura, el arte y la palabra...

1 comentario:

  1. es incontestable en todo lo que ha hecho, es genial hasta como va cerrando etapas y abriendo nuevas, en cada maqueta en cada folio, su inteligencia y su sentido de la estética me deja fuera hasta que vuelvo otra vez, siempre me pasa con él, no es de este mundo, cada detalle de su taller: fotos, libros, papeles..., es perfecto así como está

    que buena la entrada ernesto

    lucia

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