INSOMNIO: MARLENE DUMAS, FRANK AUERBACH Y GEORG BASELITZ

Hace tiempo ya que tengo problemas para dormir. No sé cuándo me cambió el sueño ni las razones de ello. Soló acierto a comprender que en noches como esta se agolpan en mi mente obsesiones e imágenes. Textos y fotografías discontinuas, fragmentarias, inconexas. Parece que dialogaran entre sí, pero no, lo que disponen es una amalgama inconsciente de miedos y debilidades. Esta noche ha sido el turno de la pintura. Sin quererlo se me vinieron a los ojos los nombres de varios pintores a quienes admiro y que siempre consiguen desestabilizarme, provocar en mí una suerte de "pavura". Quiero pensar que si la poesía y la pintura tienen algo en común es esa capacidad de mostrarnos los laterales de cualquier presencia, los linderos del lenguaje y la materia. Al igual que el insomnio, que nos obliga a prolongar la vigilia cuando lo que deseamos es sumirnos en el abandono, el sueño y la fabulación. Sin embargo, se trata de una consciencia obsesiva, descoyuntada, demasiado fuera de sí como para hacerla deseable. Por eso existen los barbitúricos. Otro nuevo intersticio. Y entonces surgen Marlene Dumas, Frank Auerbach y Georg Baselitz, para mostrarme el camino de la representación vidente. Las ramificaciones de esa misma obsesión. Viendo su trabajo, se me antojan impostadas aquellas estéticas que circunscriben la figuración a una suerte de nuevo "formalismo". Frente ellos persiste el insomnio. Contra ellos, esta malla de gallinero que llamamos realidad.





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