Luz de paciencia, del fotógrafo César González




Fotografías. Serie Erizos, de César González.

El pasado 19 de junio tuvo lugar en la sala de exposiciones “Bodegas Monje” de El Sauzal (Tenerife) la primera retrospectiva del fotógrafo canario César González titulada Luz de paciencia. Para quienes le conocemos este acontecimiento ha sido algo más que una exposición, se ha tratado de un suceso vital y artístico, de esos que modifican la realidad íntima. Porque, por encima de todo, la mirada de César González supone una modificación del propio ejercicio de “mirar”. En nuestra sociedad postindustrial, mecanizada, cautiva de la celeridad y el just-in-time, cualquier apuesta de paciencia, lentitud, introspección reflexiva, queda excluida de los márgenes de la realidad. Vivimos en un continuo sprint. Y no lo digo sólo como imagen metafórica de estos tiempos modernos, no, lo digo en su sentido más ontológico, más constitutivo del modo en que aprehendemos nuestro alrededor. La mirada postmoderna parece levantarse sobre una veladura de fragmentaciones, hilachas rapidísimas que saltan de un objeto a otro. Los medios de comunicación, el cine, la música simulan enormes mecanismos de ilusión cuya médula identitaria es la carencia, la caducidad y el instante. Sin embargo, César González nos propone justo lo contrario, detenernos una tarde entera ante un objeto (ya sea vital o inanimado), rumiar su epidermis, intuir sus límites, conocer cómo la luz lo configura y lo ramifica, tomar, en definitiva, lo que de presencia tiene. Y todo ello desde una negación del antropocentrismo pues, como buen militante ecologista que es, César González sabe de lo precario del ser humano y de su inevitable conectividad con la naturaleza que lo retroalimenta. Mirar, para César González, es devolver al hombre la capacidad de asombro por todo aquello que existe sin más. Puede parecer una idea sencilla, ingenua incluso, pero si la contrastamos con los mensajes estridentes que nos impone nuestra pretendida modernidad, no me negarán que tiene algo de iconoclasta, subversiva, contraria a los tiempos.

Cada fotografía de César González nos obliga, a su vez, a recrear un mundo, a imaginar un personaje o una situación. Poco importa que los seres fijados por el fotógrafo sean seres animales o puentes o detalles de objetos aparentemente inmóviles, cualquier forma en sus manos asciende a la categoría de “personaje-presencia”, de realidad invadeable, de tal modo que nuestra mirada queda enredada en los misterios de lo desconocido. Y recordemos lo que sugería Federico García Lorca en aquel famoso croquis del marinero con una rosa en el ojo: “Sólo el misterio / nos hace vivos / Sólo el misterio”. Un verso que podría aplicarse perfectamente al trabajo creativo de este fotógrafo canario.

Prefiero que sea el propio César González quién les guíe (con la sencillez y humildad que le caracteriza) por el camino turbador de sus fotografías, para ello dejo aquí el texto que preparó como introducción a la exposición. Espero que disfruten tanto como yo.

“LUZ DE PACIENCIA es un resumen de más de 20 años de fotografía. Se compone de cuarenta fotografías, todas ellas con un hilo conductor, LA LUZ.

Entender y captar la luz en ese momento del atardecer o de la noche más oscura, vivirla y sentirla, es para mí el mayor reto, porque quiero atraparla y mostrarla, tener PACIENCIA.

Como fotógrafo es la primera vez que tengo el atrevimiento a exponer individualmente. En este tiempo siempre lo he hecho de forma colectiva.

Mi formación fotográfica ha sido más bien autodidacta, aunque tres años en la escuela de fotografía en la Universidad Popular de Puerto de la Cruz, dos años en la Escuela Municipal de fotografía de Los Realejos y mi incorporación y participación en diferentes colectivos fotográficos (Colectivo Audiovisual Pejeverde, CIAM, La Mirilla, Haluro) me han dado la posibilidad de entender la fotografía como herramienta para ver el mundo de otra manera: pequeña, mirando matices, colores y segmentos que nos rodean, pero que en el día a día nos pasan totalmente desapercibidos.

Además, y por otra parte, la fotografía me ha hecho crecer como persona. La cámara fotográfica ha abierto en mí puertas y ventanas: a lo tradicional (fiestas, costumbres,..), a lo social (viajar con la cámara, ver situaciones, rostros, arquitectura, manifestaciones,..), a lo natural (el paisaje, la lluvia, las nubes, la brisa,..)

A día de hoy, si pudiera nacer otra vez, elegiría la fotografía como herramienta para crecer.”

César González

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